'Katalin Karikó por fin cuenta con una buena plaza en la universidad de Pensilvania, es vicepresidenta de BioNTech y ha ganado un premio Nobel. Que nadie cuente esta historia como un ejemplo de meritocracia porque, a pesar de ser una historia con final feliz, es una historia sobre la desigualdad social...
Katalin Karikó y Drew Weissman acaban de recibir el premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre las modificaciones de los nucleósidos que permitieron desarrollar vacunas de ARN mensajero eficaces contra la covid-19. Fue un descubrimiento que llegó justo a tiempo para salvar millones de vidas, pero que se estuvo gestando durante décadas. Es posible que este hallazgo sirva en el futuro para lidiar con tumores y con los virus del sida.
Sin embargo, en muchos casos cuando el patógeno vuelve, ya hay una respuesta inmunitaria preparada, más rápida y coordinada. Esta respuesta tiene forma de diferentes células: linfocitos B , linfocitos T , macrófagos , células dendríticas , etc. La idea de las vacunas es introducir en el cuerpo algo semejante al patógeno, capaz de entrenar la respuesta inmunitaria, pero sin la capacidad de desarrollar la enfermedad.