En su taller de la calle Ayala de Madrid se vistieron la reina doña Sofía, la condesa de Montarco o Ava Gardner. Ahora, la marca renace “al servicio de nuestras clientas y de sus necesidades, sueños e ilusiones”. Las de su diseñador pasan desde luego por seguir trabajando para Casa Real. “Me haría una ilusión tremenda”. Hablamos con él.
Nada más llegar a España la joven princesa de Grecia le pidió consejo a la marquesa de Llanzol, musa de Balenciaga, sobre a quién confiar guardarropa. Sonsoles Díez de Rivera no lo dudó un segundo: el modista adecuado para vestir a una futura reina era Elio Berhanyer . Así, doña Sofía empezó a frecuentar su taller, situado en un chalé de la calle Ayala, donde al parecer se lo pasaba divinamente.
“Elio era un señorazo, una persona que había educado el ojo, que había aprendido mucho, algo totalmente insólito teniendo en cuenta sus pocos recursos”, relata De Rojas, que recuerda de forma vívida la admiración que sentía por su madre –'se le iluminaba la cara cada vez que la veía bajar las escaleras de casa arreglada, lista para irse con él a una fiesta'–, o sus fines de semana en el campo con su gran amigo, el escritor Antonio Gala.