Las empresas españolas se enfrentan a más trabas que sus competidoras para los proyectos en países en vías de desarrollo
En los años veinte del siglo pasado gobernaba España un directorio militar encabezado por el general Miguel Primo de Rivera, quien considerando que ser embargado iba en contra de la dignidad militar, declaró inembargables por deudas los sueldos de los miembros del Ejército español.
Lo primero que tenemos que preguntarnos para entender por qué pensamos que conviene derogarla es a qué deuda externa se refiere esta ley. Se trata de créditos concedidos por el Gobierno español a países en vías de desarrollo altamente endeudados, así como coberturas de seguro de crédito por impagos por riesgos políticos y extraordinarios.
La nueva ley rompía con las políticas anteriores en la que la gestión de la deuda era llevada a cabo por los Ministerios de Industria, Turismo y Comercio que anteponían criterios comerciales –¿hay exportación de bienes y servicios producidos en España?– y el de Economía para el que primaban criterios económicos como la disciplina macroeconómica y la estabilidad financiera.