No puedo comenzar a escribir sobre Amparo Muñoz sin aludir al imborrable recuerdo de una presencia que me impactó. No solamente estoy hablando de su afrodisíaca belleza, sino de...
, sino de una personalidad repleta de matices en la que su sensibilidad exquisita fue la responsable de cada una de las cosas que nunca he podido olvidar.objeto de deseo demasiado frágil
y vivir de mi trabajo sin grandes lujos ni pretensiones. El poder de la fama y el dinero nunca han sido mis objetivos."no solamente era su belleza, era su voz, su simpatía, su naturaleza cercana y aquella capacidad insólita para convertirte en el centro de atención de cada uno de los minutos que pasabas con ella.
Sentía que ella era un ser absolutamente libre, una persona que no le importaba renunciar a muchas cosas sí creía que tenía que vivir algo que le parecía más importante., aunque en los siguientes años nos vimos en alguna ocasión por temas profesionales o para compartir alguna cena juntos. Hablábamos por teléfono, pero muy poco.