La película sigue el segundo juicio penal al que, en 1976, fue sometido el intelectual de izquierdas y delincuente ocasional Pierre Goldman.
Desde perspectivas y sensibilidades diversas, el cine de autor francés ha encontrado, en los últimos años, un espacio de trabajo privilegiado entre las paredes de los tribunales de justicia. Primero fue la joven Alice Diop quien, en la magnífica Saint Omer.
A través de la crónica del proceso, Kahn ofrece un agudo retrato del escritor y revolucionario, tanto de su agitada biografía –que incluye una infancia marcada por la participación de sus padres en la Resistencia y una juventud de compromiso comunista– como de su atormentado presente, oscurecido por el fin de las utopías y por la perpetuación del antisemitismo.